jueves, 15 de octubre de 2009

El video indígena debe proponer una narrativa y estética propias: Cerano

Dante Cerano es el primer realizador indígena que recibe a manera de homenaje una muestra retrospectiva de su trabajo en el Festival internacional de Cine de Morelia y lo ha conseguido gracias a que marcó el camino de transición de la documentación antropológica a las propuestas de vanguardia. Desde esa visión que anticipa nuevos horizontes, el originario de Cheranatzicurin considera que la nueva conquista del video indígena debe ser el largometraje que proponga una narrativa y una estética que pueda identificarse como el cine indígena, en razón de ello, espera que su próxima producción se inserte en el cine de autor.

El realizador michoacano que ha expuesto su trabajo en el Museo Smithsoniano, en festivales de Francia, España, Sudamérica y Estados Unidos, además de universidades como UCLA y el Museo de Arte Moderno de Nueva York, considera que la retrospectiva que le ha dedicado el FICM no es sólo un homenaje a su trayectoria, sino también al cine indígena y al propio festival por haber mostrado apertura hacia el cine de los pueblos originarios.

-La inclusión del cine indígena en un festival como el de Morelia habla de un nivel de reconocimiento, pero muchos realizadores indígenas no han logrado pasar a la producción de largometrajes, ¿eso habla de que también es necesaria una mayor apertura en dependencias como Imcine frente a la naturaleza del cine o video indígena?

-Tienes razón. Lo del festival de Morelia es un respiro y hay que saberlo capitalizar. No todas las cosas suceden de manera caótica, tienen una secuencia: hace tres años se abre la Universidad Intercultural Indígena que ofrece una licenciatura en Arte y Comunicación Intercultural donde estoy colaborando como profesor, y que ahora puede ser un buen espacio para obtener conocimientos teóricos, antropológicos y técnicos sobre la realización cinematográfica, pero con un profundo conocimiento étnico.

“Por otro lado se crea el Instituto Mexicano de Investigaciones Cinematográficas y Humanísticas, y creo que sería interesante que esta institución tuviera un acercamiento a la formación de gente de las comunidades indígenas, es decir; esto es un espacio para respirar, para saber capitalizar a través de las instituciones. Lo ideal sería que esto fuera un homenaje que se pueda usar a favor de la búsqueda de financiamiento en instituciones que lo puedan ofrecer”.

-Tú inicias en el video con el programa de Transferencia de Medios del Instituto Nacional Indigenista que tenía una vocación más documental y después llegas al Museo de Arte Moderno de Nueva York. ¿Cómo ha sido esa transición de tus búsquedas en el video indígena?

-El programa de transferencia se inicia más bien como un proyecto de documentación antropológica, sin embargo, yo comienzo haciendo mis reflexiones desde adentro, de lo que platican y reclaman los abuelos, pero veo que muchas veces este lenguaje del documental queda corto a las pretensiones de exponer lo que sucede al interior de las comunidades indígenas donde suceden muchas cosas que se pueden contar a través de metáforas visuales, pero esas metáforas hay que plantearlas no sólo a través del documental, sino también de ficciones, de cortometrajes utilizando recursos como la animación. Otras son las metáforas que se dan a través de los mitos y que se pueden retomar para crear largometrajes como lo hago con Uaricha en la muerte.

Hay momentos de reflexión sobre conocimientos técnicos, pero también sobre la conciencia de lo que son los pueblos originarios. Estos son momentos de reflexión que deben retomar todos los realizadores indígenas, creo que lo estamos haciendo pero de manera aislada, entonces falta un proceso conjunto.

-Has logrado que lo ancestral de la cultura purhépecha dialogue con lo contemporáneo, pero en la realidad, ¿cómo se enfrentan a la idea de lo contemporáneo?

-Cuando hacía referencia a los pueblos indígenas hablaba de pueblos originarios y el mundo occidental, pero los pueblos originarios también son occidentales porque viven en ese tipo de contexto, sin embargo, aún mantienen sus tiempos y espacios desde una óptica muy particular. Una manera de enfrentar lo contemporáneo ha sido la apropiación, es decir; la manera de tomar los adelantos tecnológicos, la democracia mexicana o las prácticas religiosas de una forma muy particular.

“Es un proceso y no se puede adoptar un fenómeno de la noche a la mañana, el video está pasando por este proceso ,pues desde los primeros realizadores indígenas no han pasado más de 15 años. Nosotros formamos parte de la apropiación de un elemento contemporáneo como es el filme que estamos tratando de moldear de una manera que sea factible su uso al interior de las comunidades. Creo que todos los que nacemos en estas comunidades lo que queremos es reivindicar nuestra cultura a través de distintas expresiones”.

-¿Que tan difícil te ha resultado enfrentar las visiones puristas de lo indígena para darle una noción de presente a la cultura purhépecha?

-Cada vez que hablo de las nuevas formas de representar lo propio, un amigo siempre me dice: ‘no te preocupes, lo único que estamos haciendo es adelantarnos al tiempo’. Nosotros día tras día luchamos contra medios inmediatos como televisa o la televisión comercial, entonces tenemos que estar vigentes.

Nunca habrá un consenso en el sentido del purismo, pero creo que lo que importa mucho es precisamente dignificar a los pueblos originarios y para ello nos tenemos que apropiar de herramientas o procedimientos del occidente.

-¿Cómo te concibes ahora: documentalista, ficcionista o “artista de vanguardia”?

-En próximas fechas presentaré una producción de música purépecha y digo música purépecha porque el idioma es el corazón de la cultura, sin embargo, los ritmos son del mundo: hay algo parecido a Pink Floyd y a todas las influencias que he recibido a lo largo de mi vida como un purépecha que ha estado escuchando música de los duetos, de los pireris, de los Chapas de Comachuén, pero que también ha escuchado al mundo.

“El ámbito del video lo he dejado unos tres o cuatro años para replantearme el asunto y ver desde donde poder integrarme a estos nuevos movimientos estéticos, incluso plantearme no sólo estos experimentos que venía haciendo, sino plantearme un modelo, una narrativa y una estética que pueda identificarse como el video o cine indígena, entonces quiero ofrecer un proyecto de cine de autor, indígena o no, pero con el espíritu que nazca de los pueblos originarios. No puedo considerarme como realizador o artista, pues en mi pueblo me dicen Videopitari, es decir; aquel que abstrae las cosas de los objetos y las personas para representarlos en video”.

1 comentario:

  1. Mari mari. Quien realizo esta entrevista? Me interesa citarla correctamente. Saludos.

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